Deja Cantar A La Muerte - “Porque la vida no mentía al jurar entre lágrimas que lo amaba...”
- Asilem
- 20 nov 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 30 nov 2020
Deja Cantar A La Muerte

Deja cantar a la muerte
Obra de Sandra Andrés Belenguer
Publicado en 2019
Género: Recuento, Ficción
Sinopsis:
Tras la muerte de sus padres, su gran apoyo, Christine se siente incapaz de luchar por su sueño: la música. Solo se siente libre durante las excursiones secretas que realiza con unos amigos a los subterráneos de Paris... En ese universo, alguien la ha oído cantar: un ser oculto tras una máscara, repudiado por todos, quien, impulsado por su voz y el deseo de romper su soledad, le ayudará desde las sombras a vencer sus miedos.
Valoración Personal: 5 - Una historia más original de lo que pretendía la autora, con una narrativa muy emocional y toques poéticos. Es excelente y muy recomendable.

Reseña: (Valga la aclaración, puede contener spoilers)
Estamos ante una obra considerada un retelling (nueva versión) de "El fantasma de la ópera. Una versión moderna, tan moderna que hablamos de la película de James McTeigue del 2006, “V de Vendetta”. Tan moderna que los protagonistas tienen celulares.
¿O sea? Si, esta obra tiene la categoría de retelling, porque los protagonistas mantienen gran parte de sus nombres y hay un hilo argumental afín. Pero creo que bien se podría considerar como una ficción autónoma inspirada en la obra de Leroux ya que las diferencias entre una y otra son tan elementales como las diferencias entre “Trilby” (tanto la versión de Du Maurier como la de Norier) y “El fantasma de la Ópera”.
¿Por qué lo digo? Pues, bien…

“Deja cantar a la muerte” nos narra la historia de un joven que durante años fue sometido a inútiles cirugías faciales para mejorar las deformaciones terroríficas de su rostro producto de unas ulceras sufridas (en el vientre de su madre) antes de nacer; este joven es Erik de veintitrés años, hijo de madame Mireille Denize, famosa bailarina retirada y que actualmente imparte clases de danza en la Schola Cantorum de París y que es profesora de Christine Daaé (el único apellido mantenido de la versión de Leroux), una joven de unos diecisiete años que perdió hace pocos años a ambos padres en un accidente de tránsito y ahora vive con su abuela Valerie. Su abuela es la única que alienta los sueños y las fantasías que los padres de la joven alimentaron por tantos años. Pero sus demás parientes la llaman “la niña que vivía en una burbuja” y poco a poco van minando la autoestima de ella volviéndola insegura para alcanzar sus sueños de cantante y bailarina. Pronto, sin el apoyo de sus familiares, el bullying por parte de su compañera Charlotte, ve sus sueños de niña como simples ilusiones de las aspiraciones de sus fallecidos padres y de su abuela pero inalcanzables para ella.
Las dolorosas operaciones que sufrió inutilmente Erik hicieron que un día, con cinco años escapara del hospital y se escabullera por una entrada de las catacumbas de Paris, apareciendo tres días después. Esto hizo sentir culpa a su mamá por esconderlo y obligarlo a usar una máscara en la calle para ocultar su rostro y al regreso a su casa le permite tener el rostro al aire libre lo que capta la atención de unos malvivientes que los atacan primero con burlas y luego a golpes finalizando con la violación hacia madame Denize. Esto llena de odio al pequeño Erik y decide huir a las catacumbas para hacer ahí su morada para no dejarse ver nunca más, empresa a la que su mamá no se opone, por el contrario, lo apoya silenciosamente.

El tiempo pasa.
Un día, Christine recibe la invitación de un grupo de cataphiles con la premisa de pasar por una experiencia liberadora, invitación que ella no rechaza y es así como ella también se convierte en una cataphilo.
Al poco tiempo se integra al grupo Raoul Dassary, hijo favorito del gran Roger Dassary, dueño de la discográfica más importante de la industria musical francesa, hermano menor de Philippe Dassary. Este Raoul está cansado de las ventajas de ser hijo de alguien famoso e influyente y eso lo hace digno de visitar los espacios prohibidos de las catacumbas con su primo que es la cabeza del grupo de Christine. Pero la experiencia no le es grato a Raoul, salvo por la compañía atrayente de su compañera Odette (seudónimo cataphifo de Christine) quien llevada en trance por la interpretación del violín de uno de los cataphilos en una reunión secreta y dejándose llevar por las maravillas de la melodía y del lugar se pone a cantar. Esto no dejará indiferentes a quienes la escuchan. En especial a dos jóvenes que van a convertirse, en ese preciso momento, en sus principales seguidores…
Si bien, Erik no la conoce, reconoce en su canto a una igual, un alma triste y desahuciada y alcanza a escuchar como antes de irse de las catacumbas se despide de un “ángel de la música” y no puede sacar de su cabeza su voz. En tanto días después se entera que su madre será despedida de la Schola Cantorum y decide visitar al director para asustarlo y amenazarlo pero para su sorpresa identifica a la joven que lo cautivo en sus dominios pero ahora es una Christine inexpresiva, totalmente diferente. El decide seguirla, dejando señales y mensajes firmados como “el ángel de la música”, y mientras la observa a través de los pasadizos del instituto es testigo del maltrato que sufre por parte de Charlotte, la hija del director. Justo cuando Christine, sobrepasada por la humillación decide suicidarse, Erik se deja escuchar y se ofrece ayudarla a recuperar su confianza y superar sus miedos e inseguridades.
Al mismo tiempo, Raoul tampoco puede sacarse de la cabeza a Christine cuya voz le robó el corazón. A partir de entonces, hará todo lo posible por ganarse a la joven.
Son muy pocas las situaciones que se asemejan a la versión de Leroux (aparte del rostro cadavérico, están la conversación de Christine y Raoul junto a la estatua de Apolo, el anillo que le regala Erik a ella y los secuestros a las catacumbas). Creo que si le cambiaban los nombres en su totalidad y la ropas de Erik, no hay por donde llamarlo “nueva versión”. No le encuentro justificativo como género retelling, si como inspiración… Incluso, sin querer ser cruel, atribuyo a forzadas las situaciones que se parecen entre obras (҂⌣̀_⌣́)

Pero de que esta buena la historia no se discute. Empieza con una prosa media oscura, muchas reflexiones depresivas y negativas pero al final se ve la evolución de los personajes; en Christine, quien ya no deja de brillar literalmente, destacando encontrándose a sí misma y descubriendo lo que la apasiona y quiere, y en Erik, que ya no odia a los demás aunque eso implique volverse vulnerable. La superación de ella es la moraleja más significativa de esta obra y aunque lamento la desolación de Erik, sigue siendo un gran personaje; un personaje sin maldad, temido y rechazado por su aspecto pero fuertemente noble en el fondo.
Si quieres contarnos tu parecer sobre esta obra,
exprésate con confianza en la sección de comentarios.
Nos leemos pronto.
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